La orla sinuosa de envolvente encaje,
espuma de las olas
que se deshacen en la orilla a solas,
es vómito de ácido brebaje
que el mar arrastra a nado en su saliva,
en su rugiente deriva.
Fronteras espumosas delimitan
la sinalefa entre la arena y el mar,
dos inmensos colosos que se excitan.
Un vaivén susurrante los enfrenta
con caricias suaves, el trotar
de su cópula lenta.
© Antonio Macías Luna
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