tras escribir cuatro frases,
¿será un lapsus del poeta,
cuando nada dice, queriendo decir algo,
y se queda varado en su singladura?
Tal vez necesite ya el bastón de la vejez poética.
Lo importante es que el corazón mande
y la mano obedezca;
que el alma ría y la mano salte;
que el alma llore y la mano brinque.
Pararse y avanzar.
He ahí la cuestión:
avanzar, continuar y escribir
para detenerse y pensar,
reflexionar para después volver a andar.
Ese es el proceso:
un continuo andar y parar
para escribir con libertad.
Castilblanco de los Arroyos, 29 de setiembre de 2003
© A. Macías Luna
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